2 Kings 17

Oseas, último rey de Israel

1El año doce de Acaz, rey dé Judá, Oseas, hijo de Elá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria. (Reinó) nueve años, 2e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, pero no tanto como los reyes de Israel que le precedieron. 3
3. Salmanasar V, que en 727 sucedió a Teglatfalasar III.
Contra él subió Salmanasar, rey de Asiria, y Oseas se hizo vasallo suyo, pagándole tributo.
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4. Sua es el rey Save o Schebak de Egipto que subió al trono en 722 a. C.
Mas el rey de Asiria descubrió una conspiración de Oseas que había enviado embajadores a Sua, rey de Egipto, y no pagó más el tributo al rey de Asiria, como solía hacer anualmente. Por lo cual el rey de Asiria lo tomó preso y lo encarceló.
5Después el rey de Asiria recorrió todo el país y subió contra Samaria, y la tuvo sitiada durante tres años. 6
6. Los críticos racionalistas sostienen que la caída de Samaria no debe considerarse como un castigo, sino como consecuencia del contacto con los poderosos reinos vecinos. Acusan al autor sagrado de haber escrito con prejuicio, prefiriendo el reino de Judá al de Israel. “Esta apreciación de los racionalistas no tiene en cuenta los hechos históricos y desconoce el carácter de la historiografía sagrada, la cual, haciendo caso omiso del desarrollo de la historia profana, investiga en la del pueblo escogido las leyes divinas que rigen el mundo” (Schuster-Holzammer). Importa mucho hacerse una idea clara de la caída de Samaria. Las diez tribus del reino de Israel caen en el cautiverio de Asiria, para nunca más volver a su tierra (Versículo 23), permaneciendo hasta hoy en la dispersión (diáspora), a diferencia de la tribu de Judá, que fue llevada cautiva a Babilonia (capítulos 24 y 25) para volver al cabo de 70 años y reconstruir a Jerusalén, según se narra en los dos libros de Esdras y Nehemías. Estos datos históricos sirven para comprender las profecías, v. gr. el capítulo 3 de Jeremías, donde Dios distingue las dos familias de Judá e Israel y finalmente anuncia el regreso de ambas unidas. Véase sobre este hecho y su cumplimiento nuestro artículo “El problema judío a la luz de la Sagrada Escritura” (Revista Bíblica 1949, pág. 99-106). La fecha de la caída de Samaria y del reino de Israel es el año 722 a. C. Habor es un afluente del Éufrates; Halah y Gozan es la zona atravesada por el río Habor. Los medos vivían en la parte norte de la Persia.
En el año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó a Samaria, y llevó a (los habitantes de) Israel cautivos a Asiria, donde los estableció en Halah y cerca del Habor, río de Gozan, y en las ciudades de los medos.

Causa de la ruina de Israel

7Esto sucedió porque los hijos de Israel habían pecado contra Yahvé, su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, de bajo de la mano del Faraón, rey de Egipto, y porque habían servido a otros dioses, 8e imitado los cultos de los pueblos que Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel, y los cultos introducidos por los reyes de Israel. 9
9 s. Lugares altos: lugares de culto donde se ofrecían sacrificios a Baal y a Astarté. Baal estaba representado por columnas de piedra (massebas) y Astarté por árboles o ramas de árboles (ascheras). Cf. III Reyes 14, 23; 15, 13; 16, 33.
Pues los hijos de Israel no obraron con sinceridad con Yahvé, su Dios, edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde la torre de atalaya hasta la ciudad fortificada,
10alzaron piedras de culto y ascheras sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso; 11y allí, en todos los lugares altos, quemaron incienso como los pueblos que Yahvé había quitado de delante de ellos. Así hicieron cosas malas, provocando la ira de Yahvé, 12
12. Ídolos , literalmente: inmundicias, nombre bíblico de los falsos dioses. El autor sagrado termina la historia del reino de Israel afirmando que su caída fue originada por la apostasía del culto del verdadero Dios. Debe leerse con suma atención todo este admirable capítulo, que es una síntesis de la filosofía de la historia de Israel. La hora de Judá no tardaría en sonar (21, 12-13).
y dando culto a los ídolos, respecto de los cuales Yahvé les había dicho: “¡No hagáis tal cosa!”
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13. Los profetas que predicaron en el reino de Israel fueron: Ahías (III Reyes 14, 2), Jehú (III Reyes 16, 1), Elías, Miqueas (III Reyes 22, 8), Eliseo, Jonás (IV Reyes 14, 25), Obed (II Paralipómenos 28, 9), Oseas y otros.
Yahvé no dejó de dar testimonio contra Israel y contra Judá, por medio de todos sus profetas y de todos los videntes, diciendo: “Abandonad vuestros malos caminos y observad mis mandamientos y mis preceptos, siguiendo fielmente la Ley que yo he prescrito a vuestros padres, y que os he transmitido por medio de mis siervos los profetas.”
14Pero ellos no quisieron escuchar, antes endurecieron su cerviz, como lo habían hecho sus padres, que no dieron crédito a Yahvé, su Dios. 15Desecharon sus leyes y la alianza que Él había hecho con sus padres, y las amonestaciones con que los reconvino, y marcharon tras la vanidad, infatuándose por la misma, y en pos de las naciones que estaban en derredor de ellos; respecto de los cuales Yahvé les había mandado que no los imitasen. 16
16. La milicia del cielo: los astros.
Abandonaron todos los mandamientos de Yahvé, su Dios, y se hicieron imágenes de fundición, los dos becerros. Hicieron también ascheras, postrándose ante toda la milicia del cielo, y sirvieron a Baal.
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17. Cf. 16, 3; Levítico 18, 21; Deuteronomio 12, 31; 18, 10; Jeremías 19, 5.
Hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la adivinación y los encantamientos, y se entregaron a cuanto era malo a los ojos de Yahvé, para irritarle.

18Por eso Yahvé se irritó fuertemente contra Israel y los apartó de su presencia, quedando solamente la tribu de Judá; 19aunque Judá tampoco guardó los mandamientos de Yahvé, su Dios, sino que imitaron los cultos que Israel había, introducido. 20Por eso desechó Yahvé a toda la descendencia de Israel, los humilló y los entregó en manos de salteadores hasta arrojarlos de su presencia. 21Porque cuando Él arrancó a Israel de la casa de David, y ellos constituyeron rey a Jeroboam, hijo de Nabat, este Jeroboam apartó a Israel de Yahvé, y los hizo cometer un gran pecado. 22Pues los hijos de Israel siguieron todos los pecados que Jeroboam había cometido, y no se apartaron de ellos, 23
23. Cuando se escribieron los libros de los Reyes, las diez tribus del reino de Israel no habían vuelto del cautiverio, ni volvieron después.
hasta que Yahvé quitó de su presencia a Israel, como había anunciado por todos sus siervos los profetas. Y así Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

Origen de los samaritanos

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24. Colonos gentiles provenientes de regiones situadas en Mesopotamia y Siria. Sefarvaim: tal vez idéntica con la ciudad babilónica de Sippar. “Era esto un verdadero trasiego de pueblos. De estos pueblos orientales y los pocos israelitas que habían quedado en la patria salió luego la nación samaritana” (Nácar-Colunga).
El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cuta, de Avá, de Hamat y de Sefarvaim, y las estableció en las ciudades de Samaria, en lugar de los israelitas, y tomaron posesión de Samaria y habitaron en las ciudades de (Israel).
25Mas cuando comenzaron a habitar allí, sin temor de Yahvé, envió, Yahvé contra ellos leones, que los mataron. 26
26. Notable confesión de parte de esos paganos. Véase III Reyes 5, 7 y lo que Jesús dice del centurión romano (Mateo 8, 10). “Entre esta mezcla de razas tuvo lugar un hecho muy normal dentro de la mentalidad oriental. Estando vigente el principio de que cada región tenía su Dios local, su numen loci, estas poblaciones, extrañas y ajenas entre sí, acabaron por venerar —pues estaban en Samaria— al Dios de Samaria, esto es, a Yahvé” (Ricciotti, Historia de Israel, núm. 457).
Por lo cual enviaron a decir al rey de Asiria: “Las gentes que tú has transportado para establecerlas en las ciudades de Samaria, no saben cómo servir al dios del país; este ha enviado contra ellas leones que las están matando, pues ellas no saben cómo servir al dios del país.”
27Dio entonces el rey de Asiria esta orden: “Llevad allá uno de los sacerdotes que de allí habéis traído cautivo, y vaya y habite allí, y les enseñe cómo servir al dios del país.” 28
28. El sacerdote instructor habría estado, según Fillion, al servicio del becerro de oro erigido allí por Jeroboam (III Reyes 12, 29). De ahí el desastroso resultado de su predicación y la de los sacerdotes del Versículo 32, elegidos entre los hombres más viles.
Llegó uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria, y habitó en Betel, y les enseñó cómo habían de temer a Yahvé.
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29. Como se ve, se hizo en Samaria una mezcla de cultos; por un lado se adoraba al Señor; por el otro fueron introducidos ídolos y cultos paganos de toda clase, de manera que el Dios de Israel era considerado como uno de los muchos dioses, cuyo culto se practicaba en el país, aunque perdieron poco a poco su influencia los dioses ajenos, llegando a predominar una especie de culto de Yahvé. Los samaritanos erigieron en el monte Garizim, por mano de Sanbalat, gran enemigo de los judíos, un templo semejante al de Jerusalén, donde instituyeron el culto de Yahvé. En tiempos de Cristo ya no eran del todo paganos, sino más bien cismáticos (Juan 4). Sin embargo, su origen medio pagano, que aquí vemos, explica la prevención que sobre ellos tenían los judíos. Véase la instrucción que Jesús da a la samaritana en Juan 4, 22.
Con todo, cada nación se fabricó su propio dios, que pusieron en los santuarios de los lugares altos que los samaritanos habían edificado, cada nación en las ciudades donde habitaba.
30Los que habían venido de Babilonia pusieron a Sucot-Benot, los de Cuta a Nergal, los de Hamat a Asimá, 31los de Avá a Nibcaz y a Tartac, y los de Sefarvaim entregaban a sus hijos al fuego en honor de Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim. 32Temían también a Yahvé y hacían para sí sacerdotes de los lugares altos, tomándolos del vulgo, los cuales ofrecían por ellos sacrificios en los santuarios de los lugares altos. 33Temían a Yahvé, y al mismo tiempo servían a sus propios dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido transportados.

34Hasta este día siguen ellos sus antiguas costumbres. No temen a Yahvé, ni obran según las normas y estatutos, ni tampoco según la Ley y los mandamientos que Yahvé prescribió a los hijos de Jacob, a quien dio el nombre de Israel. 35Yahvé había hecho con ellos alianza y les había mandado, diciendo: “No temáis a otros dioses, ni os prosternéis delante de ellos, ni los sirváis, ni les ofrezcáis sacrificios. 36A Yahvé, que os ha sacado del país de Egipto con gran poder y con brazo extendido, a Él habéis de temer; delante de Él habéis de prosternaros, y a Él habéis de ofrecer sacrificios. 37Observad los preceptos y los estatutos, la Ley y los mandamientos que Él escribió para vosotros. Cuidad de ponerlos en práctica todos los días; y no temáis a otros dioses. 38No olvidéis la alianza que hice con vosotros, ni temáis a otros dioses; 39sino temed a Yahvé, vuestro Dios, y Él os librará de las manos de todos vuestros enemigos.” 40Pero ellos no escucharon, sino que están obrando todavía conforme a su antigua costumbre. 41Estas naciones temen, por una parte, a Yahvé, y por la otra sirven a sus estatuas; y sus hijos y los hijos de sus hijos obran hasta hoy de la misma manera que sus padres.
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